Las cifras no mienten, son claras y objetivas, el año pasado hubo 50 días de paro y 28 feriados a eso se le suman los sábados y domingos.
Para colmo de males en el poder judicial los funcionarios tienen habilitadas las vacaciones en dos períodos: El mes de enero completo y dos semanas más de relajo en invierno. Me abstengo de contabilizar las licencias de índole personal que cada magistrado tiene “derecho” a tomarse.
Surge aquí una pregunta esencial ¿Está el sistema judicial en condiciones de dejar de lado a la gente durante todos esos días?
Mi respuesta es clara: no.
Un ejemplo de compromiso con el asunto resulta ser lo que sucede en Colombia. Allí si hablamos de días hábiles los horarios de trabajo en el poder judicial van desde las 8 de la mañana hasta las 12 del mediodía momento en el cual se hace un receso para almorzar. La actividad se retoma una hora más tarde y el horario vespertino comienza a las 13 hasta las 17. En total hay 8 horas diarias de trabajo. Si de feria judicial hablamos en Colombia hay solo una por año y resulta ser muy acotada en relación a la de nuestro país ya que allí comienza el 19 de diciembre y culmina el 11 de enero. Son datos numéricos y objetivos de la ciudad de Cartagena.
Volviendo a Argentina es claro que el parate no sirve en un momento en donde los fueros colapsan por la cantidad de expedientes que se acumulan, la idea de plantear en la agenda pública el debate sobre el cese de la feria judicial es sana. La gente necesita soluciones y cuando no las tiene acude a la justicia en busca de ellas, y para colmo de males es este poder el que se toma sus tiempos y estira procesos a plazos a priori inimaginables.
Cuando la justicia baja la guardia, le da la espalda a la sociedad, no es posible que se permita a los funcionarios tomarse tantos días de descanso o de no trabajo, podemos alterar el orden de la definición que esto no va a traer aparejada una modificación en el producto final que como vemos deja mucho que desear.
En un horizonte optimista espero que quienes tengan que legislar, votar e impulsar un cambio para erradicar la feria judicial lo hagan con responsabilidad, pensando en todos esos cuerpos judiciales que se acumulan en juzgados día a día, en aquellos que están archivados, que duermen en cajones y que ocupan espacios útiles en edificios públicos.
Las personas no son expedientes, ni números y las soluciones deben ser rápidas y concretas. Si la justicia para, falta un poder y si eso pasa el equilibrio social se pierde.